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KATHERYNE

Deja secar la ira

Deja secar la ira

Mariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té de color azul. Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar. Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana. Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían. Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiga decidió, hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial.

Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota. Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá ¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo?

Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo.

Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo: Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó ¿Recuerdas lo que dijo tu abuela? Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha.

Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo.

Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver el televisor. Un rato después sonó el timbre de la puerta.

Era Julia, con una caja en las manos y sin mas preámbulo ella dijo:

- Mariana, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra calle, el que a menudo nos molesta? Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té pero el se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado. Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo. No fue mi culpa.!

- ¡No hay problema!, dijo Mariana, ¡mi ira ya secó! Y dando un fuerte abrazo a su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo que se había ensuciado de lodo.

La ira no nos conduce a nada, por eso cuando estemos poseidos por ella es mejor no decir nada, no actuar y mucho menos tomar decisiones. La ira nos ciega, no nos permite ser objetivos..   Dejemos secar la ira para no tener nada que lamentar después.

 

"Por estas dos cosas no debe airarse un hombre nunca: por lo que puede remediar y por lo que no puede remediar"

                                                            Thomas Fuller

 

"La ira no nos  permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos"

                                                                                  Arthur Schopenhauer   

 

 

5 comentarios

R.M Gómez -

Googleando, encontré una fotillo que me gustó, entré en el blog, y el blog también me gusta, es muy bonito todo lo que escribes. Ando ahora con un poco de prisa, pero en cuanto pueda, pongo un enlace en mi blog si no te importa. Feliz díaaa.

ktheryn -

Si Trini hay que dar una segunda oportunidad, pro para eso debemos dejar que todo se calme y ver todo claridad.
Besos

Tawaki -

Es completamente cierto lo que dices. Las decisiones precipitadas no son buenas, y un poco de reflexión nunca está de más.

En el libro de La inteligencia emocional de Goleman se explica muy bien el proceso de la ira y se dan consejos para romper el círculo, porque muchas veces, más que soluciones, buscamos argumentos que alimenten nuestra ira. Curioso, pero cierto.

Un beso.

Sakkarah -

La ira no es buena, nos ofusca y no nos deja ver con claridad.

Un beso, bonita.

Trini -

A veces, actuamo impulsivamente, ya con ira, ya con precipitacion y, agrandamos el problema más de lo que ya estaba agrandado.
Sabio consejo. Siempre hayque dar una segunda oportunidad en la vida.

Besos